sábado, 15 de enero de 2011

LA FLOR DE ORO

 Maria, hija del rey, encontró un día una flor de oro en medio del prado.
-Veo que has encontrado mi flor.
¡Devuelvemela ! -dijo una voz a su espalda.
María se volvió en redondo y fue a encontrarse frente a un duende, flaco, vestido con un traje verde
 y un gorro. Podría haber sido un niño por el tamaño.Vamos, devuelve la nuez a su dueño, el Duende  insistió, inclinándose con burla.
-Te la devolveré si sabes cuantos petalos tiene  la flor. De lo contrario me la quedaré, la venderé y podré comprar ropas para los niños pobres, porque el invierno es muy frío.
-Déjame pensar..., ¡tiene mil ciento y un petalo!
María los contó. ¡El duendecillo no se había equivocado! Con lágrimas en los ojos, le dio la flor.
-Guárdala le dijo entonces el duende: tu generosidad me ha conmovido. Cuando necesites algo, pídeselo a la flor de oro.
Sin más, el duendecillo desapareció.
Misteriosamente, la flor de oro procuraba ropas y alimentos para todos los pobres de la ciudad. Y como María nunca se separaba de ella, en adelante la llamaron con el encantador nombre de 'Flor de Oro".

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